martes, 28 de abril de 2015

¿QUÉ GÉNERO?: ¡FANTASÍA!

La fantasía, el género que se toma los libros


Los jóvenes ven la literatura fantástica como una alternativa para dejar de lado la cotidianidad.





Según los expertos, las abrumadoras ventas de libros juveniles rompen el mito de que los jóvenes ya no leen.


Lleno de dragones, vampiros, magos, duendes, hechiceros y hadas. Así es el mundo de los jóvenes de hoy, o por lo menos aquel al que viajan cada vez que leen alguno de esos libros que los cautivan y que, por las abrumadoras ventas que registran, ponen en duda la creencia de que los jóvenes ya no leen por estar pendientes de sus dispositivos tecnológicos y de interactuar a través de redes sociales.
Harry Potter, escrito por J. K. Rowling; Los juegos del hambre, de Suzanne Collins; Divergente, de Veronica Roth, y Crepúsculo, de Stephenie Meyer encajan en esta categoría de novelas para adultos jóvenes, que está conformada en su mayoría por libros considerados como best sellers debido a sus millonarias ventas.
Se trata de obras que han logrado el reconocimiento del público general, que plantean historias centradas en mundos fantásticos y que han sido adaptadas al cine o a la televisión, obteniendo muy buena acogida en taquilla y altos índices de rating.
Quizás el mejor ejemplo de ello es la saga de siete libros de Harry Potter. En total, las ocho películas del joven brujo (el séptimo libro está dividido en dos partes) lograron recaudar más de 7.000 millones de dólares, convirtiéndola en la franquicia más exitosa en la historia del cine. Por su parte, los libros de Rowling han sido traducidos a más de 67 idiomas y han alcanzado ventas superiores a 400 millones de copias.
Pero para los lectores de las obras, aquellos que no se conforman con ver las historias en la gran pantalla, los libros se han convertido en un estilo de vida e incluso han llegado a venerarlos como objetos de culto. Muestra de ello son los grupos de lectores fanáticos alrededor del mundo, que periódicamente hacen reuniones temáticas en las que se disfrazan de sus personajes favoritos y emulan, en la medida de sus posibilidades, las actividades que se desarrollan en estas historias.
Colombia no ha sido la excepción en este tipo de movimientos, que han estado relacionados principalmente con la saga de Rowling, aunque recientemente han surgido grupos sobre los últimos éxitos editoriales.
Alejandro Arenas, de 27 años, coordinó uno de estos grupos poco después de que llegara al país el primer libro de Harry Potter. A través de Facebook, él organizaba encuentros con otros fanáticos del aprendiz de brujo en su ciudad (Manizales), para disfrazarse de magos, jugar Quidditch (el deporte que practican en el mundo mágico de Potter) y hacer trivias sobre los acontecimientos de los libros.
“La lectura de Rowling es tan apasionante que uno llega a identificarse con sus personajes y con las situaciones y vicisitudes que a ellos les toca vivir en la historia”, explica Alejandro, a quien las actividades relacionadas con el aprendiz de brujo le dejaron otro significativo legado: amistades entrañables con quienes conoció en el grupo.
“Con ellos –continúa– discutíamos y analizábamos las diferentes alternativas y teorías de cómo creíamos que iban a ser las siguientes entregas del libro. De esta manera construimos una comunidad llamada Hogwarts Colombia, que tenía sus representantes en cada ciudad y era coordinada a través de redes sociales”.
Isabella Cantos nació en España, tiene 21 años y ha vivido 20 en Colombia. Ahora estudia periodismo y en su tiempo libre es booktuber, una tendencia relativamente nueva entre los jóvenes lectores (empezó a aparecer a mediados del 2013) que implica, principalmente, hacer videos reseñando libros y subirlos a Internet para que los usuarios de las redes sociales los vean.
Entre otras, los booktuber llevan a cabo llamativas actividades que se plantean entre ellos, como armar torres de libros y hacer unboxing, que consiste en mostrar toda la ceremonia de sacar de sus envolturas los libros que compran o les regalan. Pero lo principal sigue siendo, en todo caso, la lectura.
Isabella asegura que para ser una booktuber a carta cabal debe leerse cada mes, en promedio, nueve libros. De estos, el insumo que no le puede faltar son los pertenecientes a la literatura fantástica juvenil.
“Lo interesante de estos libros es que en ellos se cuentan historias que se alejan del estereotipo de los imposibles románticos y se plantean mundos llenos de aventura, acción y de personajes con los que uno se siente identificado”, explica Isabella, para quien la presencia de las mujeres en las historias ha sido determinante a la hora de escogerlas.
“Los personajes femeninos son fundamentales en la literatura juvenil, y me han llevado a sentir empatía con ellos. Así, mientras leo los libros puedo viajar a mundos más entretenidos e interesantes que la fría y lluviosa Bogotá”, cuenta la joven lectora.
Isabella no duda en resaltar otro punto a favor de este tipo de literatura: sus autores son personas tremendamente accesibles a sus lectores, quienes los contactan constantemente a través de las redes sociales. La misma Isabella cuenta que ha sido capaz de hablar con algunos de sus autores preferidos en persona o vía web.
¿Pero entonces por qué se extiende la creencia de que los jóvenes no leen? El escritor colombiano Mario Mendoza, quien cuenta en su haber con cinco entregas juveniles, que empezaron con la historia Mi extraño viaje al mundo de Shambala, no duda en afirmar que la amplia acogida de estos libros en la actualidad es una muestra de que el paradigma que dicta que los jóvenes no están leyendo como lo hacían antes, es falso.
“Los jóvenes de todas las épocas han leído y los de ahora no son la excepción. El lector contemporáneo, incluido el infantil, se siente agobiado por la cotidianidad y por la falta de expectativas en la vida diferentes a hacer plata y pertenecer a un sistema económico. Este tipo de escritura significa un claro escape a ese sinsentido y permite la posibilidad de visitar mundos en los que todo es menos tedioso, más interesante”, dice.
De hecho, otra denominación con la que se han descrito estas obras, principalmente desde la academia, es la de ‘literatura de escapismo’, por la posibilidad que les brinda a sus lectores de sentir que escapan de su realidad inmediata para sumergirse en las historias que viven los protagonistas de las novelas.
Así lo explica Félix Ceballos, filólogo de la Universidad Nacional y seguidor de la saga de El señor de los anillos, de J. J. Tolkien, considerado como el precursor de la ola de autores de fantasía actuales. Ceballos coincide plenamente con Mendoza en afirmar que estos libros representan para los jóvenes una salida de las situaciones que los incomodan, y también en que es falso creer que los jóvenes están alejados de la lectura cuando tienen a la mano tantas formas de hacer esta actividad.
“Ahora las personas son muy hábiles para consumir contenidos a través de diferentes dispositivos y narrativas, como el cine, la televisión y el Internet. La gente lee todo el tiempo en sus computadores, en sus celulares, y la literatura juvenil ha logrado aprovechar esto para aparecer en todos estos medios”, dice Ceballos, quien agrega que, pese a estas clasificaciones, “no se debe creer que toda la literatura juvenil es igual y despreciar la variedad y la calidad que aporta cada autor”.
Por su parte, Jaime García, profesor titular de la facultad de literatura de la Universidad Javeriana, considera que el auge que ha tenido la literatura juvenil en los últimos años tiene que ver con dos razones primordiales: en primer lugar, las ya mencionadas adaptaciones cinematográficas y, en segundo, García apunta a la estructura narrativa. “En general, estos son libros que siguen una base moderna, con un inicio, un nudo y un desenlace. Son obras que no se arriesgan a explorar estilos disruptores, lo cual tiene como consecuencia que se prestan a ser adaptados y que los lectores se enganchen fácilmente, porque su lectura resulta sencilla”.
En ese sentido, estas historias pueden constituir la puerta de entrada a otras obras y abrir el mundo del libro a los nuevos lectores, pues crean el hábito y el gusto por la literatura. Por eso, el académico recomienda a los jóvenes que se sigan interesando por la literatura fantástica, pero que también se atrevan a explorar otras propuestas, y hace énfasis en los clásicos.

“No hay que olvidar la calidad de los escritores latinoamericanos, aquellos que hacen parte del canon. La literatura juvenil es atractiva, pero veo necesario ampliar los horizontes a quienes sirvieron como influencias para su aparición”, apunta García. 

FUENTE:         EL TIEMPO 
                                                        Colombia


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